El día 1 de Enero, SANTA CLAUS llega a la Habana, Cuba, en la persona del Maestro Santiago, para visitar a todos los niños cubanos.
Es la primera vez que Santa Claus visita Cuba volando desde Rovaniemi, en la Laponia finlandesa, pasando por Helsinki vía París, sobrevolando la Península Ibérica, atravesando luego el Océano Atlántico y aterrizando en el aeropuerto internacional José Martín, en La Habana. La diferencia de temperatura le ha obligado a dejar el trineo y los renos en el Círculo Polar Ártico, en Rovaniemi, en la Laponia finlandesa y viajar en un Airbus de la compañía Air France. La temperatura en el Ártico era de -23ºC y en la llegada al Caribe +24ºC. Hay un diferencial de temperatura de aproximadamente unos 50ºC.
SANTA CLAUS se traslada inmediatamente desde el aeropuerto a Guanabacoa donde le esperan muchos niños y niñas cubanos, los primeros en muchos años. Están muy ilusionados aguardando su llegada para conocerle, poder saludarle y contarle personalmente sus peculiares deseos. Su recibimiento es esperado, desde hace horas, con gran curiosidad por pequeños y mayores.
Entra en el recinto SANTA CLAUS, con su traje de terciopelo y el gorro rojos, con su borla blanca campanilleando sobre su hombro izquierdo. Su cinturón es negro charol, con hebilla plateada. Y su larga y tupida barba natural inspira cariño, respeto, amor, curiosidad y mucha ilusión.
Todos los presentes le miran entre ensimismados y curiosos. Este “SANTA” es de verdad, no de mentirijilla como el de algunos grandes almacenes. Su larga barba blanca que no es postiza. Tiene una barriga natural y sus lentes son propias y le caen por encima de la nariz.
Se forma una larga cola de niños para poder hablar con el PAPÁ NOEL proveniente de la fría y nevada Laponia. Se organiza una fantástica fiesta a su alrededor. Suena una fuerte música navideña cubana, se reparte tarta de pastel, golosinas, globos y regalos sorpresa. Se rompe una enorme “piñata” llena de caramelos entre los niños y no tan niños, que disfrutan del ambiente navideño que insufla SANTA CLAUS.
Los peques están felices y los papás contentos alrededor de SANTA CLAUS, compartiendo amor, esperanza e ilusión entre todos ellos. Es la verdadera felicidad que contagia la inocencia, la bondad y la ilusión de lo nuevo, la fantástica sensación de lo desconocido.
SANTA CLAUS con su aire bonachón se deja querer y fotografiar junto a los niños y sus padres. Saluda a cada uno de los presentes, les atiende privadamente, escucha secretamente sus peticiones, les recomienda que se porten bien, que van a ser recompensados.
SANTA CLAUS debe seguir caminando, viajando y atendiendo a muchos más niños que le están esperando en todas partes, en todos los hogares del mundo, que ansían conocerle y expresarle sus deseos, sus ilusiones, sus sentimientos.
Es tiempo de regresar. La fiesta y la ilusión continua cada día, en todo momento y en todos los corazones de buena voluntad. Lleva la felicidad a todos los que creen firmemente en el poder de la petición, y tienen la fe y el merecimiento para conseguir convertir en realidad cualquier sueño por difícil que sea.
Bendita ilusión. Bendita inocencia. ¡Hasta el próximo año SANTA CLAUS!. ¡Hasta siempre! ¡Te queremos!