Cerebro y emociones. Robots que sienten

Ella es una replicante ¿no es así?», «estoy impresionado. ¿Cuántas preguntas son las normales para detectar a uno?». En la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?,los humanos sólo pueden diferenciarse de sus equivalentes artificiales, los replicantes, por la falta de expresión emocional de estos últimos. El cazarrecompensas Deckard descubre que la mujer que ama, Rachel, es una replicante y se enfrenta al dilema de si debería retirarla según el protocolo estándar. En este caso, el amor supera al procedimiento.

La ciencia ha considerado en los últimos siglos las emociones como poco más que un obstáculo en la comprensión de nuestro potencial racional humano. Los avances en la neurociencia moderna revelan que las emociones, desde el miedo y la felicidad al orgullo o el desprecio, aportan contribuciones esenciales sobre cómo sentimos, aprendemos y actuamos. Una característica fundamental de las emociones es que nos dan una rápida evaluación del valor de las situaciones y de nuestro potencial de actuación. Lo sorprendente es que el cerebro puede asignar un valor emocional a un estímulo en una docena de milisegundos. Por tanto, las emociones determinan directamente la manera cómo representamos y experimentamos el mundo. No obstante, el cerebro también utiliza las emociones para evaluar sus propios estados internos. Algunos autores han defendido que incluso nuestro sentido de la verdad es una respuesta emocional. El denominado aprendizaje emocional es fundamental para definir los estímulos esenciales en el entorno y determinar nuestras respuestas ante ellos. Específicamente, las emociones pueden inducir a cambios duraderos en la forma cómo el cerebro procesa los estímulos sensoriales.

En pocas décadas hemos pasado de interpretar las emociones como eco superfluo de nuestra historia evolutiva a creerlas de importancia crucial en el modo cómo nuestro cerebro construye la realidad. Una transición que se refleja en cómo diseñamos artefactos avanzados, como los robots humanoides. Estamos trabajando en una gran iniciativa europea para construir los robots del futuro, llamada Robot Companion for Citizens.Este proyecto canalizará, si es seleccionado, una inversión de mil millones de euros en 10 años para desarrollar la nueva generación de robots al servicio de la sociedad. No es una sorpresa que las capacidades emocionales de estos futuros robots sensibles y biomiméticos sean una de sus principales novedades.

Artículo publicado en La Vanguardia

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