¿Para qué sirvo? ¿Sé gestionar el potencial?

Alguna vez nos hemos planteado esta pregunta? Posiblemente, en más de una ocasión. Pues bien, esa misma reflexión deberíamos hacernos los gestores del talento de las empresas con un doble objetivo; por una parte, extraer el máximo potencial de los colaboradores que forman parte de nuestras organizaciones, y por otra, facilitar el óptimo desarrollo profesional y personal de los mismos. ¿Cómo podemos conseguirlo? Una cosa nos debe quedar clara; ninguno de nosotros puede ser excelente en todo, por lo que como gestores de talento, debemos centrarnos en identificar aquello que realmente motiva a las personas a demostrar la excelencia, ayudando a aflorar y potenciar sus fortalezas y no empecinándonos en tratar de eliminar sus carencias, por activa y por pasiva, es decir, aquello en lo que no son buenos, y que casi con total seguridad, tampoco les motiva. Por ejemplo, yo soy un auténtico desastre y nada habilidoso en temas relacionados con el bricolaje y además, no me gusta y no me motiva porque no estoy preparado, porque no tengo la inteligencia para ser mañoso y este es un proceso que se realimenta entre sí –el no ser habilidoso y el no atraerme–. ¿Cómo debemos gestionarlo? Desde el punto de vista de las empresas, debemos diseñar políticas de recursos humanos que permitan conseguir que todos y cada una de las personas que forman nuestras organizaciones dispongan de planes de desarrollo que, desde el punto de vista profesional, les permitan conseguir lo que podríamos denominar “hito de carrera” o “momento dulce”.

¿Cómo podemos definir este “momento dulce” o “hito de carrera”? Básicamente, cuando ante las cuatro preguntas o reflexiones expuestas a continuación, la respuesta sea afirmativa. Estas cuestiones, a modo de auto reflexión, se resumen en: ¿Estoy haciendo algo que me gusta o me interesa? ¿Tengo los talentos, conocimientos, habilidades y experiencia para hacerlo? ¿Soy consciente de que genero un impacto visible en la organización, es decir, de que mi trabajo aporta un valor tangible para la organización? ¿Recibo un reconocimiento y me siento remunerado de una forma justa?

Indudablemente, todos sabemos que nuestras organizaciones no disponen de la versatilidad ni de la flexibilidad para conseguir este estado ideal para todos nuestros colaboradores, pero en tanto en cuanto dispongamos de los mecanismos y de la voluntad para intentarlo, estaremos en condiciones de disponer de una fuerza laboral comprometida, motivada y con un elevado grado de satisfacción, que da el máximo de su potencial y que nos diferencia en el mercado.

Artículo publicado en La Vanguardia

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